Restauración de tejidos. Capote de paseo

Recientemente hemos intervenido un capote de paseo, propiedad del Museo Taurino de Valencia.

En esta entrada os quería mostrar únicamente la parte de la intervención que ha sido más evidente, más laboriosa y por la que esta pieza necesitaba una intervención urgente.

Se trata del gran deterioro físico que presentaba su tejido base, que amenazada gravemente su integridad, este es un raso compuesto por trama de algodón y urdimbre de seda, una tejido muy utilizado desde finales del siglo XIX y que, en muchas ocasiones, no hace encontrarnos con estos daños. Esto se debe a la interacción entre los distintos materiales y los diferentes grosores de los hilos.

Su color verde intenso está muy decolorado por la acción de la luz (uno de los agentes más nocivos para los tejido) y esto ha sido acentuado por las marcas de plegado. Una parte muy amplia de las urdimbres de seda se han perdido, dejando a la vista las tramas de algodón, mucho más gruesas.

Por ello, era precisaba la colocación de un nuevo tejido de consolidación, el cual va a ejercer de soporte y de reintegración cromática al tiempo, sobre el cual hemos ido fijando, mediante costura, el tejido original una vez este ha sido microaspirado y alineado.

Os dejamos algunas imágenes de su estado inicial y del resultado final tras la restauración.

Detalle inicial de los daños en el tejido de raso.
Detalle de zurcidos antiguos y del comienzo de la alineación de hilos
Proceso de alineación y consolidación con punto de restauración
Detalle del tejido una vez consolidado
Detalle del tejido una vez consolidado

Descubrimientos en Conservación y Restauración

En la semana del Conservador-Restaurador, cuyo día grande se celebra mañana día 27 de enero, queremos mostraros un pequeño ejemplo del tema al que está dedicado el día de hoy.

Hoy dedicamos el día a los descubrimientos en obras, la investigación y el estudio que llevamos a cabo los restauradores en el desarrollo de nuestra labor.

Mi modesto ejemplo es este cuadro al óleo que llegó a mi taller.

Tiene una historia entre triste y tierna. Su aspecto, en el momento que yo lo recibo, se corresponde a un repinte que realizó la hermana del autor cuando ella padecía la enfermedad de Alzheimer.

La familia pensó en tirarlo, pero el dueño actual, un gran amante del arte y de la historia, que era muy cercano a la familia y al pintor, sabía que debajo estaba la pintura original y decidió guardarlo. Estuvo así bastantes años, hasta que me lo trajo para intervenir.

Eliminé el repinte a punta de bisturí y ciertamente, parece que es un cuadro completamente diferente, porque el repinte era total. De este modo, se recuperó el aspecto inicial de un cuadro que se pensaba perdido.